Unas semanas atrás se presentó la oportunidad de trabajar con una gran productora de espectáculos líricos y nuestra primera reacción fue de euforia para caer en una silenciosa reflexión: “No tenemos idea de espectáculos”.
El pensamiento recorrió rápidamente los escalones de nuestra compañía hasta llegar a las grandes cabezas pensantes de M.D. La orden fue directa y firme: a trabajar.
Sin mucha chapa de fondo, lo primero que utilizamos fue pasadas experiencias para delimitar una técnica ante los supuestos pasos que deberíamos utilizar. Sentido común mediante, nos dedicamos a llenar la planilla de “cosas para hacer”: Facebook, G+, Twitter, YouTube, con SEO y SEM mediante. ¿Qué haríamos con cada una? Facebook sería la acostumbrada central de multimedia y texto, compartiendo no sólo noticias, sino también conversaciones a largo plazo. Twitter sería nuestra central de noticias, como siempre, buscando la interacción con aquellos artistas que ya poseen acceso a este medio. Para YouTube no tuvimos mucho que pensar: videos y entrevistas.
Parece simple, pero hace poco me di cuenta que no lo fue. En una conversación con un conocido productor y director argentino radicado en París, llegué a la conclusión de que el pensamiento estratégico fue protagonista de ese desarrollo: simple, sí, pero radicado en la idea de una estructura pre armada que había que rellenar con lo obvio: el conocimiento del producto y de los clientes. Si por ejemplo, una nueva obra se va a estrenar en un teatro, debería tener en cuenta lo siguiente: el prestigio del lugar, los actores y el director, más el contenido de la obra (que aspectos positivos tiene). Además debería tener en cuenta el mercado y el interés del público… esto me suena de algún lado… ah si… análisis FODA.
Entonces, ¿Cuál es la fórmula? Todo es un producto. Absolutamente todo. Si se quiere vender, se tiene que analizar como tal y producir mercadeo de calidad basado en las teorías que todos conocemos.
Atacamos desde la prensa con el boca en boca ¿qué medio? Twitter y Facebook. Informamos sobre el producto: diarios (notas al director o los actores), más YouTube con material de obras pasadas o entrevistas. Luego “La Publicidad”: utilizamos el boca en boca para potenciar las características positivas del producto: ¿tiene un mensaje?¿tiene referencias a los derechos de algún grupo?¿tiene referencias históricas? Y luego vemos si concuerda con el momento: Si habla de los derechos de la mujer, entonces actualmente está en boca de todos.
Un tip que me dio un profesor de cine: Hacé que los actores se peleen, salgan en las revistas, se amen, se odien, algo. Pero llamá la atención. Al final lo que el público recordará es si el producto es bueno o no.
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